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¿Todo en orden en el paraíso? La Creación de Haydn en el Festival de Salzburgo

31/08/2023
¿Todo en orden en el paraíso? La Creación de Haydn en el Festival de Salzburgo

Por Heidemarie Klabacher. Dreh Punkt Kultur

Cintas de energía vibrantes. Colores psicodélicos. Estallan rayos. Se erizan nieblas galácticas. Una policromía negra agita los miedos más íntimos… Los apocalípticos de la gran pantalla hollywoodiana necesitan dos horas para eso. Joseph Haydn y Jordi Savall en la Felsenreitschule solamente dos minutos.

Ballenas y gusanos hacen valer todo su peso. Pájaros dibujan delicadas filigranas en el cielo. La hermosa pareja también ya está aquí y halaga hasta la saciedad a su creador. Todo en orden en el paraíso.

Jordi Savall y sus formaciones La Capella Nacional de Catalunya y Le Concert des Nations interpretan La Creación de Haydn; esta vez, “un nuevo mundo” no emana de la palabra de Dios, sino de la batuta del director. La representación del caos al comienzo del oratorio de 1798 constituye en sí mismo un cuadro sonoro revolucionario, para envidia de los espectralistas de los siglos XX y XXI. Jordi Savall y los suyos abducen el público de la sala de ciertos a la de cine en cuestión de segundos. Preámbulo de un Roland Emmerich en el que la película comienza por el fin del mundo. Unas cintas de energía que reposan sobre sí mismas y al mismo tiempo inquietantemente vibrantes, donde todo son rayos y estallidos. Nieblas galácticas cuya policromía negra agita los miedos más íntimos…

Estos dos minutos habrían pasado por sí solos como experiencia concertística por derecho propio. Por supuesto, La Creación Hob. XXI:2 se ejecuta finalmente según el plan general trazado por Dios y Joseph Haydn. Marcada por innumerables detalles plásticos que retumban (subcontrafagot), trinan (flauta travesera) o perlan (fortepiano) casi de paso a partir de la orquesta, para fundirse de nuevo en el colectivo con la misma gracilidad. Jordi Savall afronta con bastante celeridad determinados números que recordamos más gráciles o sostenidos, por ejemplo el aria de Gabriel Nun beut die Flur, el recitativo de Uriel previo a la creación del hombre o el dueto de alabanza de Adán y Eva en la tercera parte. A fin de cuentas, resulta fascinante experimentar como Jordi Savall acelera una y otra vez el ritmo sin decaer en lo inorgánico o la precipitación. A su vez, la regulación de la potencia y el tempo en los coros de alabanza resulta directamente virtuosa.

El coro de cámara La Capella Nacional de Catalunya es sublime. En la sonoridad. Intenso en presencia en el pianissimo, delicado en el fortissimo (con “solo” cinco cantantes por voz). En la audibilidad. Y en el tratamiento y la inteligibilidad del texto.

En cambio, los vocalistas solistas no alcanzan el mismo nivel. Las vocales demasiado cortas de la soprano Giulia Bolcato dando voz a Gabriel convierten los muchos “Lob” (alabanza, con vocal larga) en un sinfín de molestos “lopps” (con vocal corta), que ni la sonoridad vocal radiante, suave y ágil hasta las coloraturas es capaz de ocultar. Lo propio puede decirse de la elegante voz tenor de Mingjie Lei en el papel de Uriel. La soprano Flore van Meerssche como Eva “deseosa y sumisa” –sí, ya sabemos– canta los textos enrevesados con maestría técnica y grandeza sonora. La misma maestría que, con sonido claro hasta en lo profundo, presenta Matthias Winckhler como Rafael y Adán. Los conjuntos vocales, donde la comprensión del texto individual se pierde algo por naturaleza, lucen con toda majestuosidad y esplendor.

¿Todo en orden en el paraíso? “No desear más de lo que tenéis, no saber más de lo que debéis”, advierte el ángel a Adán y Eva en el final. Advertencia que no ha servido de nada. Hoy y allá fuera, esta tierra se está quemando. La Creación de Haydn es una denuncia altamente política de máxima actualidad.